Bien dicen que el dinero no compra la felicidad, y tienen razón... Pero cuán infelices nos puede hacer la falta de tan necesario mal...
Resulta que en mi trabajo me debieron haber pagado desde el 15 de este mes y es día que no he visto ni la sombra de un mísero céntimo "mañana", me dicen, "mañana y mañana y mañana..." y mientras tanto, aquí estoy con los malditos anteojos rotos (desde el Domingo de la semana pasada), precariamente reparados (desde el Lunes de la semana pasada) y con una graduación que ya no me corresponde (Desde hace poco más de un año)... ¡Ya bastante malo es padecer de vista debil, como para tener que soportar una economía en las mismas condiciones!
(Empieza diatriba melodramática) Sabios fueron los antiguos que atribuyeron todo aquello que constituye riqueza al oscuro Hades del Inframundo; ¡Y maldito sea el Cancerbero que celosamente guarda el oro que he ganado con el sudor de mi frente! ¡A otro perro de tres cabezas con ese hueso! ¡Dadme aquello que es mío por derecho, o de lo contrario, perdereis para siempre el beneficio que os concedo y represento para vuestra causa! (Fin de diatriba melodramática)
Hay días en que me pongo a pensar en todos los cambios que he experimentado en mi vida, y no puedo sino corroborar aquella vieja creencia de que el cambio siempre nos inspira temor: Entrar a la escuela, entrar a trabajar, tener novia... y que la novia te diga que te hace falta un cambio!!!
Pues si, mi adorada noviecita opina que no me vendría mal un cambio de imágen, yo sé que tiene razón, e incluso yo mismo lo había pensado... pero es diferente cuando ella lo menciona (se escucha una vocecita burlona en el fondo de mi cabeza: "chaaaa, ¿tu novia te escoje la ropita?"), y aún cuando sé que tiene razón y que no me vendría mal un cambio, lo que queda del macho necio que existe en mí se resiste.
No sé si sea el orgullo, mi niño interno, el antiguo Yo soltero o las ganas de llevarle la contra a mi media naranja, pero desde que ella lo mencionó, eso del cambio me parece aterrador...
Pero a pesar de todo, tal vez ella tenga razón (la vocecita burlona otra vez: "Man-di-looon")
No tengo ni idea de cómo llegué aqui, pero ya estoy, así que cómo decían las agüelitas y agüelitos: "al mal paso darle prisa"...
Supongo que lo correcto sería empezar hablando de mí, no? Lo que hago y por qué diantres soy digno de que algunos bytes se desperdicien en contar mi recochina y sosa vida, no?
Pues bien, soy maistro de inglés y estudio la prepa aunque ya estoy algo viejo pa' esos trotes. Espero entrar a la uni el año que viene... Tengo un gato grande, gordo, rayado y güevón que se llama Sir Alexander Byron, Esq. Tengo unos cuantos buenos amigos y amo a mi "noviecita santa" con pasión locura y desenfreno.
Algunos de mis amigos me consideran un bastardo ojete, otros, un méndigo infelíz; no voy a desmentirlos, pero agrego: los méndigos bastardos ojetes infelices tmbién tienen su corazoncito...